Este objetivo, alrededor del que se construyen todos los elementos de la empresa, financiero, administración, atención al cliente, producción…es el que necesita de unos resultados mínimos para seguir manteniéndose vivo y del que dependen en gran parte el resto de departamentos de la empresa.
A veces, esta obsesión por vender nos nubla la vista,
haciéndonos perder el foco y empujándonos a centrarnos únicamente en el solo
acto de la venta, olvidando el resto de acciones que son igual o más
importantes ya que permiten que la empresa perdure, sobre todo en tiempos tan
confusos como los que vivimos y en los que la certidumbre, por desgracia, es un
artículo de lujo.
Pero entonces, ¿debemos olvidarnos de la venta y centrarnos en otros procesos? ¿Cuál es la parte más importante de una empresa y la que más merece nuestro esfuerzo y dedicación? Se trata de una pregunta difícil con una respuesta complicada, que deberíamos aplicarnos todos en los momentos en los que tratamos de ajustar oferta-demanda, plantilla-producción, etcétera. Sin embargo lo más coherente es tratar una empresa como un todo, donde todos los elementos técnicos y humanos tengan su importancia, se sientan parte de la entidad y creemos una “dependencia” que nos muestre que no podemos entender un departamento sin otro.
Pero entonces, ¿debemos olvidarnos de la venta y centrarnos en otros procesos? ¿Cuál es la parte más importante de una empresa y la que más merece nuestro esfuerzo y dedicación? Se trata de una pregunta difícil con una respuesta complicada, que deberíamos aplicarnos todos en los momentos en los que tratamos de ajustar oferta-demanda, plantilla-producción, etcétera. Sin embargo lo más coherente es tratar una empresa como un todo, donde todos los elementos técnicos y humanos tengan su importancia, se sientan parte de la entidad y creemos una “dependencia” que nos muestre que no podemos entender un departamento sin otro.
Generalmente en tiempos de crisis, cuando los márgenes se
achican, la tendencia es recortar gastos y enfocar los pocos recursos que
queden hacia el departamento comercial. Hacer esto es solucionar un problema a
corto plazo ya que, posiblemente conseguiremos más ventas pero nos generará
problemas futuros como que deberemos ofrecer el mismo servicio con menos
recursos acabando por debilitar nuestra reputación por la ansiedad de conseguir
ventas y reducir costes.
Pero, ¿qué debemos hacer entonces? Aquí es donde aparece la
relación de las ventas con el café, centrado en dos palabras: eliminar e
invertir.